domingo, 24 de noviembre de 2013




TRABAJANDO EN EL CUENTO " CHOCO ENCUENTRA UNA MAMÁ"


CUENTO
CHOCO ENCUENTRA UNA MAMA
Choco era un pájaro muy pequeño que vivía a solas. Tenía muchas ganas de conseguir una mama, pero ¿quién podría serlo?
Un día decidió ir a buscar una.
Primero se encontró con la señora jirafa: señora jirafa ¿es usted mi mama? Lo siento suspiro la señora jirafa, pero yo no tengo alas como tú.
Choco se encontró después con la señora pingüino: señora pingüino, exclamo: usted tiene alas como yo, ¿será que usted es mi mama? Lo siento suspiro la señora pingüino, pero mis mejillas no son grandes y redondas como las tuyas.
Choco se encontró después con la señora Morsa. Señora Morsa exclamo, sus mejillas son grandes y redondas como las mías. ¿Es usted mi mama? Mira gruño la señora Morsa, mis pies no tienen rayas como los tuyos, así que no me molestes.
Choco busco por todas partes, pero no pudo encontrar una madre que se le pareciera.
Cuando choco vio a la señora oso recogiendo manzanas, supo que ella no podía ser su madre. No había ningún parecido entre él y la señora Oso.
Choco se sintió tan triste, que empezó a llorar:
Mama, mama. Necesito una mama. La señora Oso se acercó corriendo para averiguar que le estaba pasando. Después de haber escuchado la historia de choco, suspiró: ¿en qué reconocerías a tu madre?
¡Ay! Estoy seguro de que ella me abrazaría, dijo Choco entre sollozos. ¿Así? Pregunto la señora oso y lo abrazo con mucha fuerza. Si estoy seguro de que también me besaría dijo choco.
¿Así? Pregunto la señora Oso y alzándolo le dio un beso muy largo. Si estoy seguro de que me cantaría una canción y de que me alegraría el día. ¿Así? Pregunto la señora Oso y entonces cantaron y bailaron.
Después de descansar un rato, la señora oso le dijo a Choco: choco, tal vez yo podría ser tu madre.
¿Tu? Pregunto Choco. Pero si tú no eres amarilla. Además no tienes alas, ni mejillas grandes y redondas. Tus pies tampoco son como los míos.
Qué barbaridad, dijo la señora Oso, me imagino lo graciosa que me vería. A Choco también le pareció que se vería muy graciosa.
Bueno dijo la señora Oso, mis hijos me están esperando en casa. Te invito a comer un pedazo de pastel de manzana. ¿Quieres venir? La idea de comer pastel de manzana le pareció excelente a Choco.
Tan pronto como llegaron, los hijos de la señora Oso salieron a recibirlos. Choco, te presento a Hipo, a Coco y a Chanchi. Yo soy su madre. El olor agradable a pastel de manzana y el dulce sonido de las risas llenaron la casa de la señora Oso.
Después de aquella pequeña fiesta, la señora Oso abrazo a todos sus hijos con un fuerte y caluroso abrazo de oso, y choco se sintió muy feliz porque su madre fuera tal y como era.


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