TRABAJANDO EN EL CUENTO " CHOCO ENCUENTRA UNA MAMÁ"
CUENTO
CHOCO ENCUENTRA UNA MAMA
Choco era un pájaro muy pequeño que
vivía a solas. Tenía muchas ganas de conseguir una mama, pero ¿quién podría
serlo?
Un día decidió ir a buscar una.
Primero se encontró con la señora
jirafa: señora jirafa ¿es usted mi mama? Lo siento suspiro la señora jirafa,
pero yo no tengo alas como tú.
Choco se encontró después con la
señora pingüino: señora pingüino, exclamo: usted tiene alas como yo, ¿será que
usted es mi mama? Lo siento suspiro la señora pingüino, pero mis mejillas no
son grandes y redondas como las tuyas.
Choco se encontró después con la
señora Morsa. Señora Morsa exclamo, sus mejillas son grandes y redondas como
las mías. ¿Es usted mi mama? Mira gruño la señora Morsa, mis pies no tienen
rayas como los tuyos, así que no me molestes.
Choco busco por todas partes, pero no
pudo encontrar una madre que se le pareciera.
Cuando choco vio a la señora oso
recogiendo manzanas, supo que ella no podía ser su madre. No había ningún
parecido entre él y la señora Oso.
Choco se sintió tan triste, que empezó
a llorar:
Mama, mama. Necesito una mama. La
señora Oso se acercó corriendo para averiguar que le estaba pasando. Después de
haber escuchado la historia de choco, suspiró: ¿en qué reconocerías a tu madre?
¡Ay! Estoy seguro de que ella me abrazaría,
dijo Choco entre sollozos. ¿Así? Pregunto la señora oso y lo abrazo con mucha
fuerza. Si estoy seguro de que también me besaría dijo choco.
¿Así? Pregunto la señora Oso y
alzándolo le dio un beso muy largo. Si estoy seguro de que me cantaría una
canción y de que me alegraría el día. ¿Así? Pregunto la señora Oso y entonces
cantaron y bailaron.
Después de descansar un rato, la
señora oso le dijo a Choco: choco, tal vez yo podría ser tu madre.
¿Tu? Pregunto Choco. Pero si tú no
eres amarilla. Además no tienes alas, ni mejillas grandes y redondas. Tus pies
tampoco son como los míos.
Qué barbaridad, dijo la señora Oso, me
imagino lo graciosa que me vería. A Choco también le pareció que se vería muy
graciosa.
Bueno dijo la señora Oso, mis hijos me
están esperando en casa. Te invito a comer un pedazo de pastel de manzana.
¿Quieres venir? La idea de comer pastel de manzana le pareció excelente a
Choco.
Tan pronto como llegaron, los hijos de
la señora Oso salieron a recibirlos. Choco, te presento a Hipo, a Coco y a
Chanchi. Yo soy su madre. El olor agradable a pastel de manzana y el dulce
sonido de las risas llenaron la casa de la señora Oso.
Después de aquella pequeña fiesta, la
señora Oso abrazo a todos sus hijos con un fuerte y caluroso abrazo de oso, y
choco se sintió muy feliz porque su madre fuera tal y como era.
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